Tangerine, el mundo de los recluidos


    
Ensayo sobre Tangerine, una película filmada enteramente con un IPhone 5. Contiene spoilers 

Escrito por: Luis Alvaro Chávez

Me gusta pensar que todos tenemos una coraza con la que le hacemos frente a la vida. Las actitudes que mostramos frente algunas personas, no necesariamente reflejan lo que sentimos por dentro. En Tangerine, una película dirigida por Sean Baker y filmada enteramente con un IPhone 5, podemos ver ejemplificado este enfrentamiento que tienen las personas con su mundo interior, en sus personajes. Nadie es quién dicen ser. 

La película cuenta la historia de Sin-Dee y Alexandra, dos chicas transgénero que se ganan la vida ejerciendo como prostitutas en las calles de uno de los barrios menos conocidos de Santa Mónica. Sin-Dee, recién salida de prisión, se entera por su amiga que su novio y proxeneta, Chester, le ha sido infiel con otra de sus chicas, Dinah. Evidentemente, la misión que tiene Sin-Dee a lo largo de la película es buscar a estos personajes y confrontarlos. Paralelamente, somos testigos de la historia de Razmik, un migrante armenio que trabaja como taxista y que frecuenta las calles que acogen a las protagonistas.

Neorrealismo, su inspiración cinematográfica

Cuando uno piensa en el estado de California, automáticamente se nos viene a la mente Hollywood y la industria cinematográfica, un atardecer en una playa paradisiaca, edificios gigantescos y lujos por doquier. Sin embargo, Sean Baker nos muestra en Tangerine, una cara completamente alejada del imaginario colectivo de uno de los estados más poblados de Estados Unidos. En esta película, nos sumergimos en el mundo de las personas que no la tienen nada fácil y que viven día a día luchando para conseguir unos cuantos dólares.

Las historias de Sin-Dee, Alexandra, Dinah y Razmik plasman en una pantalla la actualidad de diversos colectivos minoritarios (transgéneros, afroamericanos, prostitutas y migrantes), utilizando ciertos elementos de una corriente cinematográfica que tiene más de 70 años de antigüedad: el Neorrealismo Italiano.

El Neorrealismo elige personajes marginales, la sensación de una urbe caótica y hasta monstruosa, el afán de los sectores más pobres por luchar contra la adversidad y encontrar luego la sensación de amargura y fracaso ante un sistema que los considera como hombres de segunda categoría. (Collazos y Chávez, 2016)

En el neorrealismo se solía mostrar una estética que se asemejaba bastante a la realidad. Las historias que formaron parte de esta corriente, solían ser historias que tranquilamente podrían estar ocurriendo en las calles. Dos películas que ejemplifican este movimiento son Ladrones de Bicicletas y Los Olvidados. En la primera vemos como un padre y su hijo recorren de palmo a palmo la ciudad de Roma, que se encuentra en un estado decadente por el fin de la Segunda Guerra Mundial, en busca de su bicicleta. En el caso de Los Olvidados, vemos la perspectiva de un grupo de niños callejeros que tienen problemas para integrarse en la sociedad y que se las arreglan para sobrevivir como sea.

Tangerine recoge estos elementos para retratar la vida al interior de uno de los suburbios de Santa Mónica. Esta vez, ya no vemos a un padre con su hijo caminando en una ciudad destruida por la guerra, sino a dos jóvenes amigas recorriendo las calles de su barrio buscando venganza producto de una infidelidad. En Tangerine, el centro de atención ya no son los niños de la calle que tenían que ganarse la vida con acciones fraudulentas, sino las personas transgénero, las prostitutas y los migrantes, quienes viven prácticamente en una burbuja, ya que no podrían ser aceptados de igual manera en otro lugar.

La película transcurre en un barrio cercano a High Land Avenue, en Santa Mónica. En una entrevista hecha por el canal de los premios Oscar, el director de la película, Sean Baker, cuenta que querían “contar una historia sobre Santa Mónica y High Land”. Además, el director asegura que “nunca había visto estos lugares en películas o en televisión”. Cosa que le extrañaba mucho, porque considera que “en estas locaciones hay muchas historias que contar”.

Y es que, tal como ha pasado en otras películas influenciadas por la corriente neorrealista, la locación de Tangerine juega un papel muy importante. En este tipo de películas se suele mostrar una visión diferente de ciudades sumamente conocidas. Una visión más cotidiana, problemática y real.

En Ladrones de Bicicletas, la iconografía de Roma (…) es diferente a la imagen clásica de la “ciudad eterna.” Antes de todo, desaparece cualquier referencia a monumentos singulares, palacios o panoramas pintorescos. Es una Roma popular la que aparece en la película de De Sica, una Roma de callejones y de mercados. (Colella, 2018)

Y, en el caso de Los Olvidados, la Ciudad de México se muestra como “una ciudad hacinada, sin proyectos de mejora urbana, la otra cara de la moneda, la de la penuria. (…) Las habitaciones carecen de instalaciones, las calles no tienen asfalto y predominan los suelos de tierra” (Medina, 2016).

En Tangerine, se nos muestran diferentes grupos de personas, marginadas por la sociedad, viviendo como una comunidad pequeña en un barrio pobre de Santa Mónica. Los barrios exclusivos y los lujos que estamos acostumbrados a ver en películas que retratan la vida californiana, quedan totalmente de lado. En esta película podemos ver una realidad que es ajena a muchas personas y que es totalmente ignorada: calles en donde se ejerce la prostitución clandestina a plena luz del día, mujeres siendo violentadas en la vía pública, el duro ambiente laboral de los migrantes, la completa ausencia de los agentes encargados de la ley o su mediocridad para hacerla respetar; y la total sexualización de los personajes, a tal punto que parece ser la única preocupación en sus vidas.

Me atrajo la localización antes que la historia. Vivo aproximadamente a una milla y media de la intersección entre Santa Mónica y Highland. Esta intersección ha tenido fama como una zona roja para prostitutas transexuales. Creo que esta película es otra exploración más del tema del trabajo sexual. (Baker, 2016)

Otra cuestión importante a considerar es que en las películas neorrealistas se solía utilizar actores que no necesariamente eran profesionales. Esto se hacía para retratar de manera más fidedigna la realidad de los espectadores, quiénes podían ver sus historias reflejadas en la pantalla. El director Sean Baker decidió hacer algo similar con su película, ya que para los papeles protagónicos de Sin-Dee y Alexandra, decidió contratar a dos prostitutas transgénero cuyas vivencias habían sido muy similares a las de sus personajes:

El segundo aspecto que hace de esta película un producto revolucionario es la elección de las actrices protagonistas, dos mujeres transgénero que el director y su coguionista descubren en un local LGBT de Los Ángeles. El personaje de Alexandra es encarnado por Mya Taylor, una joven afroamericana que a los 18 años fue expulsada del hogar por su condición transgénero. Ejerció la prostitución en Hollywood durante 5 años, hasta los 23, mientras compartía apartamento con la que sería su futura compañera de reparto, Kitana Kiki Rodríguez, una joven de origen latino que interpreta a Sin-Dee. Mya y Kitana comparten un pasado común de marginalidad, prostitución, breves periodos en la cárcel y un rosario de anécdotas que no dejan indiferente al director. (…) Son, por lo tanto, las propias protagonistas las que ponen en funcionamiento el conflicto de la historia. Por otra parte, ninguna de ellas cuenta con experiencia ante las cámaras, un hecho que no debemos pasar por alto porque añade, si cabe, una mayor naturalidad a sus interpretaciones. (Santana, 2017)

La película en la actualidad

Considero que la película construye muy bien a sus personajes. El espectador puede llegar a empatizar y entender sus motivaciones, pero también puede juzgarlos por ciertas actitudes que profesan. Quiero enfocarme en los cuatro personajes centrales: Sin-Dee, Alexandra, Razmik y Dinah. Como se dijo con anterioridad, ellos prácticamente viven en un barrio aislado, el barrio de las prostitutas, los afroamericanos, los migrantes y las personas trans, quiénes no podrían inmiscuirse en otra zona de la ciudad, por pertenecer a comunidades rechazadas.

El estilo de vida de estos personajes hace que desarrollen ciertas actitudes de autodefensa, que contrastan con lo que verdaderamente sienten por dentro. Particularmente, opino que este es el punto fuerte de Tangerine.

Estas revelaciones se realizan con todo más adelante, por lo que al principio se nos muestran unos personajes hacia los que sentimos pena y empatía, para luego revelarnos su faceta más censurable, hasta que al final se presentan con su plenitud de virtudes y defectos, que hacen que terminemos por aceptarlos tal como son. En este sentido, es manifiesta la compasión y comprensión que Baker y su guionista Chris Bergoch profesan hacia el mundo que retratan. (Navarro, 2015)

Empecemos con Dinah. Ella es una chica joven que ejerce como una de las prostitutas de Chester, el proxeneta de la zona. La actitud con la que se muestra a lo largo de la película es la de una chica sarcástica, fresca y atrevida. Constantemente ataca las inseguridades de los demás: se burla de Sin-Dee y su apego emocional hacia Chester y de la carrera musical de Alexandra. Sin embargo, al final de la película se nos muestra que es una chica solitaria. Se queda descalza y sin dinero en la calle, completamente desamparada, luego de que en la casa que la acogían le dijeran que no tenían más espacio para ella.

En el caso de Razmik, en un primer momento se le muestra como un hombre trabajador. Él es un migrante armenio que provee por su familia con su taxi. Repetidas veces lo vemos recorriendo las calles de Santa Mónica, llevando a todo tipo de pasajeros y teniendo más de un problema con ellos. Pero lo que descubrimos en la mitad de la película, es que es un hombre con una sexualidad reprimida. Durante sus turnos de taxista, suele salir con las prostitutas de su barrio, gastando su dinero de forma desenfrenada, lo que le trae más de un problema con su familia.

El personaje de Alexandra se nos muestra como una persona más serena y madura. Desde un comienzo, le deja bien en claro a su mejor amiga Sin-Dee que no quiere dramas en su aventura. Aparentemente, la única preocupación que tiene es su carrera musical, por eso se pasa casi toda la película invitando a sus amigos a su presentación de la noche. Ella asevera ser una buena persona, y para muy pendiente de las personas que le importan. Pero, no dudó en traicionar a Sin-Dee al acostarse con su novio, mientras ella cumplía su condena en prisión. Esto se revela al final de la película, lo que ocasiona que las dos protagonistas se enemisten.  

Por último, el personaje central de Tangerine: Sin-Dee. Externamente, ella se muestra segura, confiada y, por momentos, agresiva. Es una persona decidida que le hace frente a la adversidad de una manera caricaturesca. Sin embargo, al enterarse de la traición de su amiga, y luego de ser burlada y agredida por unas personas ajenas al barrio, Sin-Dee demuestra ser una mujer muy insegura por su aspecto físico.

Con suerte, el público amará a Alexandra y Sin-Dee lo suficiente como para investigar el tema. Después de ver la película, quizá algunas personas profundicen en los problemas sociales que llevan a transexuales de color con un pasado de pobreza a recurrir al sexo para sobrevivir. Esto debe lograr una concienciación que ojalá lleve a una aceptación. (Baker, 2016)

Durante toda la película, la discriminación que sufren estos colectivos pasa desapercibida. Sean Baker logró que el espectador experimente de primera mano cómo es la vivencia en uno de estos barrios. Las calles de High Land son de la propiedad de los personajes de Tangerine y todos se conocen. A pesar de que tengan problemas y algunos no se lleven bien con otros, en esta comunidad no se suele discriminar a nadie por su condición. No obstante, en el mundo exterior pasa todo lo contrario.  Este año, la comunidad transgénero ha sufrido, al menos, 22 crímenes de odio en Estados Unidos.

Tristemente, en el 2020 hemos visto, por lo menos, a 22 personas transgénero o de género no confirmado, ser fatalmente disparadas o brutalmente asesinadas por otros medios. Decimos por lo menos, porque normalmente estos acontecimientos no son denunciados o son ignorados. (HRC, 2020)

Tangerine, retrata la historia de un nuevo grupo de personas olvidadas y que son objeto de burlas y agresiones. La forma en como unos inadaptados le arrojan un vaso de orina a Sin-Dee, desde su vehículo, no hace más que enfatizar el hecho de que la comunidad transgénero es, todavía, una comunidad minoritaria constantemente flagelada.

Es por esto que, el final de la película, se siente como una llamada de atención a la audiencia; porque nos hace recordar que la discriminación viene de afuera, de la sociedad que rechaza a las minorías, que los obliga a desarrollar mecanismos de autodefensa para pasar desapercibidos y los condena a vivir en un barrio marginal para siempre. La discriminación viene de nuestra parte: anulémosla.

Bibliografía:

- Santana, M. D. P. (2017). “Godgave me a penis”: identidad transgénero en Tangerine. REVELL: Revista de Estudos Literários da UEMS, 3(17), 370-384.

- Medina Lozano, L. (2016). La Arquitectura en México en los años 50 vista desde el cine mexicano.

- Colella, F. La Ciudad neorrealista. Territorio, iconografía y mapas de la Roma de Ladrones de Bicicletas. Bitácora Arquitectura, (40), 36-47.

- Navarro, I. (2015) Supervivencia callejera. EAM Cinema Magazine.

- Navarro, I. Entrevista: Sean Baker, director de Tangerine. EAM Cinema Magazine, 2016.

- HRC. (2020). Violence Against the Transgender and Gender Non-Conforming Community in 2020. Recuperado de: https://www.hrc.org/resources/violence-against-the-trans-and-gender-non-conforming-community-in-2020

- Canal OSCARS. (18 de diciembre de 2017). Academy Museum: The iPhone From "Tangerine" [Archivo de Vídeo]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=XoCHyjQnMGU

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