Nosotros vencimos a la muerte

 

Y volveremos más fuertes, no tengas dudas.

Escrito por: Luis Alvaro Chávez

Mientras las madres de los jugadores aguardaban su retorno a casa con una sonrisa, por el triunfo que consiguieron sus hijos en Pucallpa, el mar de Ventanilla se teñía de rojo. Aquella noche, la muerte tocaría la puerta del club más popular del país para dejarnos a todos los que nos identificamos con estos colores, una herida que nunca llegaría a cerrarse por completo.  

Los blanquiazules ganaron el duelo por 1-0 a Deportivo Pucallpa con gol de Carlos Bustamante. Un gol muy importante pues ponía a los Potrillos, apelativo con el que era conocido popularmente el equipo, en la cima del torneo. El grupo estaba conformado en su mayoría por jóvenes canteranos muy talentosos, entre los que destacaban Bustamante, Caíco, Reyes, Casanova y Luis Antonio Escobar, a quien mucha gente lo consideraba el sucesor de Cubillas. Este equipo llenó de esperanza a más de un íntimo con conseguir nuevamente un título nacional y terminar con la sequía que hasta ese entonces era de 9 años, pero el caprichoso destino tenía otros planes para Alianza Lima. 

El 8 de diciembre parece ser un día predilecto por la historia. El 8 de diciembre de 1941, Estados Unidos entraría oficialmente a pelear en la Segunda Guerra Mundial tras declararle la guerra a Japón. El 8 de diciembre de 1971, se fundaría el Sodalicio, una sociedad cristiana muy cuestionada porque algunos de sus miembros tienen denuncias de abuso sexual contra menores de edad. El 8 de diciembre de 1980, Mark Chapman asesinaría a John Lennon tras dispararle repetidas veces en la espalda. Y finalmente, el 8 de diciembre de 1987, el Fokker F-27, un avión militar que transportaba al equipo de Alianza Lima de Pucallpa a la capital peruana, se estrellaría en el mar de Ventanilla matando a todos los tripulantes en el acto. 

Ese fue un día sumamente triste para todo el Perú. El ser testigos de cómo un gran grupo de jugadores perdía la vida de manera tan injusta, fue un duro golpe a la moral del país, que, en esos momentos, por la crisis y los inicios del terrorismo, estaba muy deteriorada. A los pocos días de enterarse de semejante tragedia, cual héroe de película americana, uno de los máximos ídolos del pueblo blanquiazul, decidió regresar del retiro para ponerse a la vanguardia del equipo que lo había perdido todo. 

Teófilo Cubillas se retiró del fútbol en 1986 con 37 años. Fue campeón en Suiza con el Basel en 1973. También fue campeón en Portugal con el Porto en la temporada 1976-1977. Y en 1977 y 1978 fue bicampeón nacional con el club de sus amores, Alianza Lima. Con la selección peruana ganó la Copa América en 1975 y fue tres veces al Mundial, convirtiéndose en el goleador peruano de este torneo con 10 tantos, récord que sostiene hasta la fecha. Lo había ganado todo.  Pero luego de enterarse de la tragedia sabía que tenía pendiente una última misión en el fútbol. “Tengo que volver”, se dijo, “tengo que volver a casa”. 

El torneo peruano había quedado suspendido por el accidente aéreo de Alianza hasta el 3 de enero de 1988, fecha en la que se reanudaron los partidos. El renovado equipo aliancista, comandado por el Nene Cubillas, salió al gramado verde de Matute ante la atenta mirada de más de 32,000 hinchas blanquiazules. Las banderas flameaban, los instrumentos resonaban al compás de los cánticos y las gargantas se desgarraban por el aliento. Matute era una caldera, y a su vez, un sepelio. En el palco del estadio se encontraban los familiares de los caídos. Ellos recibieron las condolencias de los hinchas en silencio, aún no podían terminar de creer lo que les había pasado.   

El rival a vencer era el Bolognesi de Tacna. Un equipo que le hizo honor al héroe al que le hacen referencia, entrando al campo con una bandera de Alianza en señal de respeto. Además, fueron un rival muy digno, pues en la cancha le dieron más de un dolor de cabeza a los aliancistas. 

Al minuto 45’, el árbitro cobra penal en favor de Alianza por una supuesta falta que le hicieron a Cubillas. El público pedía a gritos que el Nene patee, pero los jugadores se decidieron por Juan Illescas: uno de los pocos sobrevivientes del equipo del 87 por no viajar a Pucallpa. Con un potente remate de su pierna derecha, Illescas abre el marcador y el estadio expulsa ese grito contenido de gol que se habían guardado por lo que parecía una eternidad. 1-0 gana Alianza.

Ya en el segundo tiempo, Bolognesi sale a buscar el partido. En el 57’, el jugador Cisterna agarra la pelota de volea y de un zurdazo vence la portería aliancista. El partido está 1-1. Unos segundos de silencio invaden Matute. Pero el recuerdo de las jóvenes promesas, las arengas de la gente y el hambre de gloria que siempre ha caracterizado a los aliancistas hacen que los jugadores vayan a buscar como sea el gol del triunfo. 

Ya en los últimos minutos del partido, a los 85’, el Nene corre por la banda derecha del campo como si nunca se hubiese retirado. Logra entrar al área del Bolognesi. Con su mano izquierda toma distancia del rival que lo perseguía. Alza la mirada y ve entrar a Illescas al área chica. Cubillas sabe que esta es la jugada. Con su pie derecho toca finamente la pelota y logra centrarla hacia el lugar en el que Illescas está posicionado. Este conecta y de un espléndido remate, sella la victoria aliancista. El grito de gol llega al cielo. 2-1. Los Potrillos sonríen. 

Aquel renovado equipo del 88 fue prueba de que ante el infortunio que alguien puede sufrir, la solidaridad humana siempre es más grande. A las filas del Alianza del 88 se le sumaron jugadores del medio local como Roberto ‘Cucurucho’ Rojas, cedido por Cristal, Miguel Dietz, cedido por el Boys, Eduardo Saavedra y Oswaldo Flores, cedidos por el Municipal e incluso cuatro chilenos: Parko Quiroz, Francis Miguel Huerta, José Letelier Enríquez y René Pinto del Colo Colo, con quienes creamos una hermandad para toda la vida. El equipo estuvo muy cerca de tocar la gloria, pero perdieron la final contra el clásico rival. 

A Cubillas le gustó tanto el retorno a las canchas que jugó profesionalmente por un tiempo más. Luego de cumplir la temporada con Alianza el 88, volvió a Estados Unidos en donde finalmente se retiró como jugador a los 40 años en 1989. En los años siguientes, fieles a su historia, los jugadores blanquiazules siguieron luchando, pero tuvieron que pasar 9 años más para que volvamos a alzar un título nacional en 1997.

Mucho se ha dicho sobre qué habría pasado en el fútbol peruano si los Potrillos no hubiesen sufrido aquel fatídico accidente. Algunos dicen que el palmarés de Alianza se hubiera acrecentado en aquellos años. Otros argumentan que Perú no hubiera tenido que esperar tanto tiempo para clasificar nuevamente a un Mundial. Son solo meras especulaciones. Lo cierto es que Alianza Lima demostró ser uno de los clubes más resilientes de la historia. ¿Cómo no estar enamorado de un club que le ganó la batalla a la mismísima muerte? No tengo palabras para describir lo que le han hecho a Alianza Lima este año. Pero, como siempre, volveremos más fuertes, no tengas dudas. 

La gloria está en nuestra sangre. 


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